martes, 7 de diciembre de 2010

epilogo

Resumen o síntesis de la historia
 
 
El antaño decadente caserón había sido restaurado y renovado, y el salón de baile donde todo sucediera era un exquisito café repleto de sillones de terciopelo arrugado en tonos que imitaban a los de las piedras preciosas, impactantes cuadros de gran tamaño y provocadoras fotografías en blanco y negro, cortinajes que caían desde el techo hasta el suelo, arañas historiadas y sillas, mesas y reservados de madera oscura.
Las Wendys ocupaban su reservado de terciopelo mostaza vestidas al
más puro estilo gótico chic.
—Este sitio es una pasada —dijo Wendy Thomas mientras escudriñaba
el salón para ver «quién» estaba.
—Sí, me alegro de que emplearan el dinero que reunieron en el baile para arreglarlo —dijo Wendy Anderson reparando en Petula, que retiraba los platos de una mesa cercana—. ¿Verdad que sí, Petula?
—Por cierto, ¿cuántas horas de servicio a la comunidad te faltan por cumplir todavía? —preguntó Wendy Thomas mientras ambas se reían del patetismo de Petula.
—Muy gracioso —dijo ésta, agarrando su carrito Rubbermaid. Pues claro que lo es; lo hemos dicho nosotras —dijo Wendy Anderson con tono cortante, devolviéndole a Petula con mucha saña sus propias palabras.
En el centro de la sala, Scarlet —con un jersey negro ajustado sobre una blusa verde azulado oscuro, finos pantalones de trabajo negros, pintalabios rojo, laca de uñas negra y un delantal vintage confeccionado a partir de una vieja cortina de los años cincuenta— preparaba con destreza cafés con leche, capuchinos, espressos y variedad de tés exóticos apostada tras una barra de diseño ultramoderno.

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